Es la última noche del año y, como tal, queremos estar deslumbrantes. A veces, unos sencillos trucos pueden ayudarnos a conseguir convertirnos en las reinas de la fiesta. Toma nota de los que te ofrecemos a continuación para obtener un look envidiable:
- La clave de cualquier maquillaje de fiesta es destacar tan sólo un punto del rostro (por ejemplo, unos ojos con sombras oscuras requieren unos labios neutros, y viceversa), y cuidar el aspecto del cutis, el mejor y único lienzo para cualquier color.
- Una buena opción es apostar por los productos de efectos luminosos. Un ejemplo son los reflejos irisados, que dan un brillo metalizado mucho más sutil. Pero, cuidado al usarlos, pues no es muy aconsejable cubrir todo el rostro con ellos, sino limitarse tan sólo a una o dos áreas de la cara. Por ejemplo, ojos y pómulos, o bien tez y boca.
- La faceta más vanguardista y atrevida se expresa a través del brillo de efecto vinilo o espejo, reflejos ultrapuros que se depositan en lugares tan poco usuales como los párpados o los pómulos.
- Se puede usar gloss para los ojos, como una sombra específica (por ejemplo, 'Juicy Tubes' de Lancôme), que imita el brillo obtenido por el gloss de labios. Un buen truco para conseguir ese reflejo es usar vaselina sobre la sombra de ojos deseada, un recurso barato y eficaz. Este look requiere un mantenimiento constante (se cuartea y se forman pliegues en los párpados con facilidad) y además, llevar un peinado que mantenga el pelo retirado de los ojos, ya que en caso contrario los cabellos se suelen pegar al brillo, lo que resulta muy molesto.
- El mismo gloss de los párpados se puede usar sobre los labios, lo que les da un aspecto muy jugoso y sensual. No dudes en mezclar varios colores, e incluso texturas, sobre la boca: ¿por qué no combinar una barra de labios marrón con los reflejos de una sombra dorada?
- Extiende los reflejos por toda la piel: hombros, escote, ¡e incluso manos y piernas! Se ven favorecidas por tonos que les proporcionan un suave resplandor. Los polvos traslúcidos con partículas nacaradas dan un aspecto luminoso y uniforme al cuerpo.
- No hay color más festivo que el oro: sus suntuosas connotaciones visten de fiesta de una sola pincelada hasta al conjunto más recatado.
- No cubras todo el rostro de dorado: si extiendes el color, debes concentrarlo en un solo punto como, por ejemplo, los ojos. Una forma muy favorecedora de lucir el oro es aplicando sencillos puntos de luz, que centellean a modo de diminutos reflejos. Por ejemplo, basta con un toque de brillo en el centro del párpado móvil (abre la mirada); en lo alto de los pómulos (mezclado con el colorete habitual); o en el centro del labio inferior, para dar volumen a la boca.
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